Tras las inundaciones en Valencia, podría aumentar el riesgo de
enfermedades como diarrea, leptospirosis o el tétanos debido a la falta de
saneamiento y al contacto con agua contaminada. La Sociedad Española de
Medicina de Urgencias y Emergencias lanza una advertencia sobre estas
amenazas y pide medidas preventivas inmediatas
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Hoy se cumple una semana de las lluvias torrenciales que desbordaron ríos y
barrancos en Valencia y que han dejado a miles de personas en situación
crítica, con pérdidas materiales y riesgos para la salud. La Sociedad Española
de Medicina de Urgencias y Emergencias (SEMES) ha analizado la situación desde
el punto de vista sanitario.
Así, sus expertos explican las tres fases clínicas de los desastres naturales,
que resumen los efectos cronológicos sobre la salud pública en las personas
lesionadas y los sobrevivientes.
La fase 1, la fase de impacto (que dura de 0 a 4 días), es el período en el
que generalmente se rescata a las víctimas y se proporciona el tratamiento
inicial de las lesiones relacionadas con el desastre.
La fase 2, la fase posterior al impacto (de 4 días a 4 semanas), es el
período en el que pueden surgir las primeras oleadas de enfermedades
infecciosas (infecciones transmitidas por el aire, los alimentos o el agua).
Y la fase 3, la fase de recuperación (después de 4 semanas), es el período
en el que los síntomas de las víctimas que han contraído infecciones con
largos períodos de incubación o aquellas de tipo latente pueden volverse
clínicamente evidentes. Durante este, las enfermedades infecciosas que ya
son endémicas en el área, y en los peores escenarios podría dar lugar a una
epidemia.
ENFERMEDADES DIARREICAS Y MÁS
Desde la SEMES apuntan que las enfermedades diarreicas son la principal
causa de infección en este contexto. Las epidemias entre las víctimas suelen
estar relacionadas con la contaminación de las fuentes de agua
(contaminación fecal) y la contaminación del agua durante el transporte y el
almacenamiento. También con el uso compartido de recipientes para el agua y
ollas, la escasez de jabón y los alimentos contaminados.
“Los desastres naturales no importan enfermedades. No es posible que las que
no son endémicas o importadas en las zonas afectadas por el desastre se
produzcan de forma natural”, afirman. “Las principales causas son la mala
higiene, el hacinamiento, la falta de agua potable, el saneamiento ineficaz
y alcantarillado deficientes preexistentes”.
Además, la leptospirosis es una enfermedad endémica en Valencia por las
riadas, por la albufera y por las acequias. La Leptospira aparece
fundamentalmente en tres lugares en España (en el Delta del Ebro, en la
Albufera de Valencia y en las Marismas de Huelva).
Puede transmitirse a través del contacto con agua, alimentos y suelo
contaminados que contengan orina contaminada (leptospiras) de animales
infectados (p. ej., roedores). La contaminación ocurre a través del contacto
de la piel lesionada y las membranas mucosas con agua, suelo húmedo o barro
contaminado con orina de roedores.
Así, las inundaciones facilitan la proliferación de roedores y la
propagación de leptospiras en una comunidad humana. A menudo se trata de un
cuadro débil y autolimitado, pero puede dar lugar a la aparición de fiebre,
cefalea, artromialgias, diarrea o dolor abdominal. Existen cuadros clínicos
graves, que pueden dar lugar a fallo orgánico, pero existen tratamiento
antibiótico eficaz.
Por último, el tétanos es un problema de salud pública grave entre las
personas con infecciones en las heridas y las poblaciones no vacunadas. La
enfermedad se asocia a menudo con lesiones por aplastamiento y heridas
contaminadas.
MEDIDAS DE PREVENCIÓN Y CONTROL
Los equipos de respuesta de salud pública deben realizar una evaluación rápida
del riesgo de enfermedades durante la primera semana del desastre para
identificar los impactos y las necesidades sanitarias. “Las medidas de
prevención y control rápidas y adecuadas, y los sistemas apropiados de gestión
de casos y vigilancia son esenciales para minimizar la carga de enfermedades
infecciosas”, sostienen los expertos.
La planificación del sitio debe garantizar la organización más racional del
espacio, los refugios y las instalaciones necesarias para la provisión de
bienes y servicios esenciales. E implementarse de acuerdo con las directrices
internacionales existentes, como proporcionar 3,5 m2 de espacio de refugio por
persona, construir una letrina por cada 20 personas y ubicar estas a 30 m de
distancia de los refugios y a 100 m de distancia de los suministros de agua.
SUMINISTRO DE AGUA Y SANEAMIENTO
Fundamental en catástrofes como esta es contar con un suministro adecuado de
agua por persona (norma mínima acordada de 20 l por persona por día) para
beber, bañarse, lavarse y para la eliminación de excrementos, con el
objetivo de prevenir brotes de enfermedades diarreicas y otras transmitidas
por vectores.
También deben proporcionarse recipientes de agua adecuados y suficientes,
ollas para cocinar y combustible. Las personas deben asegurarse de que los
recipientes para almacenar agua estén bien protegidos y de que los alimentos
estén bien cocinados. Es necesario proporcionar cantidades suficientes de
jabón y educar a la comunidad sobre la higiene personal y las circunstancias
en las que es importante lavarse las manos.
El suministro de raciones generales adecuadas (2100 kcal y 46 g de proteína)
es importante, específicamente en los casos de niños con bajo peso y
desnutridos a través de programas de alimentación selectiva.
CONCEPTOS BÁSICOS
Como insisten desde la SEMES, es importante que se comprenda que los
desastres no transmiten enfermedades infecciosas y que la causa principal de
muerte después de una catástrofe no es infecciosa.
De la misma manera, los cadáveres (de los desastres) no son una fuente de
epidemia, y los brotes de enfermedades infecciosas son resultado secundario
de la exacerbación de los factores de riesgo de enfermedad.
Fuente: SEMES
Artículo publicado originalmente en SINC
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