por Francesc Grauet
Lo confieso. Yo no creía en el trabajo en equipo.
Como la mayoría de españoles con más de ocho lustros a las espaldas, nuestra
concepción del equipo es que uno trabaja y tres lo miran. Los motivos por
los cuales ha cambiado mi opinión son los que me han llevado a escribir este
artículo de opinión.
Soy enfermero y hace unos 14 meses opté por un cambio en mis funciones
profesionales, pase después de 15 años trabajando en dispositivos de
Atención Continuada en horario de noches y fines de semana, a trabajar en la
Atención Primaria de Salud de lunes a viernes y en horario diurno. Trabajo
en un entorno rural, donde a parte de nuestros individuales quehaceres
diarios en la consulta, los profesionales sanitarios y no sanitarios
convivimos estrechamente. Puedo afirmar que en la mayoría de las ocasiones,
traspasamos la línea de lo profesional y nos adentramos en el ámbito mas
personal. En esencia, formamos una pequeña familia, con todos sus aspectos
positivos y a la vez los múltiples aspectos negativos.
Acostumbrado a la individualidad y soledad de los mermados equipos
sanitarios de noche en las zonas rurales, el paso a formar parte del más
numeroso colectivo de compañeros sanitarios que empiezan su jornada laboral
cuando el sol ya ha salido, fue un shock para mi. Es el primer reto que tuve
que superar después de mi voluntario cambio de rol profesional. Este hecho
me provocó la necesidad de adaptarme con la máxima celeridad a mi nuevo
puesto de trabajo, pero todo mi empeño en la rápida adaptación, se vio
truncado por un déficit de profesionales de medicina que merece una
reflexión y debate a parte de este artículo de opinión.
Al cabo de unos meses llego una nueva compañera licenciada en medicina y
nuestra unidad básica de atención empezó su andadura. No os voy a nombrar
las diferentes y múltiples dificultades que hemos sufrido en nuestro
despegue, pero lo importe es que ya hemos alcanzado la velocidad de crucero
deseada.
Trabajando codo con codo con todos mis compañeros, he sido capaz de
identificar los déficits profesionales que debía afrontar, para poder
mejorar la atención integral de mis usuarios, pacientes y sus familiares. No
os engañaré y afirmo que al principio creía que podía con todo, y en los
diferentes campos que incluye la atención a los pacientes y su
entorno, pero no era así. Me acorde de mis lejanos años en la escuela de
Enfermería y de los conceptos que mis profesoras consiguieron grabarme a
fuego: atención bio-psico-social y basada en el paciente y su familia.
Los equipos interdisciplinarios están formados por diferentes profesionales
que trabajan en una área común de forma interdependiente e interactúan entre
ellos de manera formal e informal.
Actualmente estamos inmersos en el mundo de los protocolos asistenciales y
la unificación de los criterios de atención clínica, pero no debemos
olvidarnos de lo esencial de nuestra profesión, cuidar a todos sin
distinción de raza, religión, origen o condición. Debemos tener la capacidad
de adaptación y resolver las necesidades de nuestros usuarios. No somos
todos iguales, tenemos la suerte de la diversidad multicultural y
multirracial.
Este último término que acabo de nombrar forma mi día a día como enfermero
en mi área de salud, ABS Guissona-La Segarra. És un sitio único y a la vez
diferente. Es una torre de Babel en todos los aspectos que puedas imaginar
de este término. No os voy aborrecer con detalles estadísticos y
sociológicos, lo podéis encontrar todos en la red.
Debemos de utilizar los protocolos pero a a vez ser capaces de
individualizar nuestros cuidados y atención. Empatizar con los pacientes y
sus familias es la esencia de nuestra profesión, que no caiga en el olvido.
En Guissona es donde he descubierto la importancia del trabajo en equipo. He
sido capaz de afrontar mi adaptación al nuevo rol y ser capaz de resolver
las demandas de mis pacientes, gracias al equipo interdisciplinar que
formamos. La parte biológica la formamos la médico y yo como enfermero, pero
también tenemos a nuestra administrativa, figura imprescindible y nunca
suficientemente reconocida. Mi admiración a nuestro valiosos trabajador
social y a la irremplazable psicóloga. Desde un primer momento hemos sido
capaces de coordinarnos y mantener una fluida comunicación, siempre
priorizando las necesidades que nuestros usuarios requieren para la
resolución de sus demandas y alcanzar su bienestar. Somos capaces de
alcanzar la máxima de la atención integral de nuestros pacientes.
Sigo y seguiré trabajando para cumplir con mi objetivo. Debemos tener la
capacidad de adaptación y resolver las necesidades de nuestros usuarios, que
no es otra que ganarme el respeto de mis compañeros y el cariño de mis
pacientes.
Ahora puedo afirmar y afirmo que creo en el trabajo en equipo en la Atención
Primaria de Salud, esencia y puerta de entrada a nuestro sistema sanitario.
Mil gracias, Corina, Maria, Carla y Roger.
Me permitiréis la licencia de terminar citando a Buzz Lighter: “hasta el
infinito y más allá”.
Enfermero Especialista en Enfermería Familiar y Comunitaria, Máster en
Atención Prehospitalaria y Hospitalaria Urgente
Hermoso y tan real este artículo! llegar a Guissona y encontrarme con este equipo de AP fue maravilloso para mi. Ni hablar de mi UBA, agradezco a la vida que me trajo hasta aquí y poder trabajar con Francesc y Maria codo a codo, con una organizacion y armonia que no tuve nunca! Francesc además de excelente profesional, super capacitado, es el compañero que cada dia te saca miles de sonrisas y hace que el trabajo sea divertido, aun en esos dias complicados que cuestan sobrellevar! Tiene una escucha y empatía unica. GRACIAS!
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