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Las llamadas «crisis migratorias» se repiten en la historia. Grandes grupos
de personas que huyen de la pobreza, de la guerra o de zonas devastadas por
fenómenos climatológicos en busca de un lugar mejor para vivir para ellas y
para sus familias. Con frecuencia hay varias causas: sociales, económicas,
bélicas, demográficas o medioambientales. Generalmente, no buscadas ni
deseadas, que convergen en una crisis local y fuerzan una ruptura con lo
conocido. Estas «olas de personas» se transportan lejos de las causas que ha
generado su éxodo y se pueden definir o no como «crisis» en el país de
acogida, dependiendo de si estamos preparados para la situación.
Las y los inmigrantes suelen tener unos altos niveles de salud a su llegada
a los países de acogida, incluso mejor que la de las personas que los
acogen. De suma importancia es la acogida integral. Son poblaciones en
situaciones de alta vulnerabilidad, y por eso debemos garantizar desde el
primer momento que las necesidades básicas estén cubiertas: alimentación,
vivienda, educación, acceso al sistema sanitario, y posibilidad de
trabajo.
Debo recordar que la salud es mucho más que la atención sanitaria.
La Atención Primaria es el lugar más adecuado para iniciar el contacto
sanitario con las personas inmigrantes. Pueden presentar patologías crónicas
que habrá que manejar con continuidad, longitudinalidad y un abordaje
biopsicosocial.
INMIGRANTES Y SU PARTICICACIÓN EN EL SISTEMA SANITARIO
La toma de decisiones en las políticas públicas de salud no puede dejarse
en manos de unas pocas personas, sino que es necesario que sea tenida en
cuenta la voz de las personas afectadas por las cuestiones públicas y
personales, que a la vez deben involucrarse activamente mediante procesos
participativos.
En España las experiencias en participación deliberativa en salud son
pocas y han tenido poco recorrido en el tiempo. No obstante, han existido
múltiples actuaciones en diversas instituciones u organizaciones públicas
donde los movimientos sociales o colectivos específicos han logrado
participar puntualmente en la construcciónn de políticas públicas y
determinar acciones puntuales que afectaban a su interés, y donde la
administración pública ha sido más transparente y permeable a los
intereses ciudadanos respecto a la salud.
Una forma de observar la participación de los inmigrantes es a través de
las encuestas de salud o la Encuesta Nacional de Salud (INE); ellas nos
permiten conocer su estado de salud y su tasa de participación. Los
inmigrantes suelen participar menos que la población autóctona, e incluso
esta participación es menor cuanto más bajo es el nivel de estudios o más
baja su posición social.
Los inmigrantes tienen una percepción de salud más negativa que la
población autóctona, fundamentalmente debido a las peores condiciones
socioeconómicas, al poco apoyo social y a una mayor discriminación.
La participación social en las políticas de salud de las mujeres
inmigrantes, está llena de dificultades: jornadas laborales extensas, son
las cuidadoras de los niños (escolarizados o no), existe el estereotipo de
considerarlas inferiores, así como la opinión y la imagen de ellas que
transmiten muchos medios de comunicación y que las relaciona con la
violencia o la prostitución, generando así rechazo y discriminación
respecto a ellas. Todos estos aspectos impiden que se involucren en la
comunidad participando de una manera activa. A su vez, hay que tener en
cuenta que una numerosa población inmigrante que acude a la consulta de Atención Primaria suele estar compuesta por personas desarraigadas de su
comunidad, muchas de las veces sin familia cercana, con idiomas y culturas
diferentes a la de la población autóctona. Aspectos que no solo no
facilitan la participación del colectivo de los inmigrantes en su atención
sanitaria, sino que la obstaculizan.
IMPORTANCIA DE LA MEDICIÓN INTERCULTURAL
En las últimas décadas, y a consecuencia del creciente fenómeno
migratorio, la migración internacional se ha convertido en uno de los
temas de mayor interés, preocupación y debate público en España. Esta
evolución hacia una sociedad multicultural comporta un abanico de
peculiaridades lingüísticas y culturales que afectan concretamente a la
asistencia sanitaria de las personas migrantes. El desconocimiento del
idioma, las diversas perspectivas culturales respecto a los conceptos de
salud-enfermedad, las condiciones socioeconómicas derivadas de pertenecer
a un grupo minoritario, y sus posibles consecuencias psicológicas son,
entre otras, algunas de las barreras con las que se encuentran las
poblaciones migrantes. Las nuevas necesidades generadas, dentro del
panorama de los Servicios Públicos, requieren de soluciones encaminadas a
la integración social y una atención sanitaria de calidad e igualitaria.
En el ámbito de la asistencia sanitaria, la mediación intercultural
adquiere una gran importancia dada la necesidad de llegar a un diagnóstico
correcto que permita aplicar con éxito el tratamiento más adecuado.
Se precisa de una comunicación fluida y eficaz entre l@s divers@s
profesionales del sistema sanitario y l@s propi@s pacientes. Teniendo
presente que, dentro del propio ámbito sanitario, el uso de una terminología
y jerga profesional plantea desafíos en el proceso de comunicación y afecta
directamente a la salud que reciben y perciben los/as pacientes. Estas
complejidades refuerzan la barrera lingüística que, junto a la tendencia de
los/as pacientes a no solicitar aclaraciones, suponen un empeoramiento de la
calidad sanitaria de nuestro sistema de salud señala que los/as pacientes
migrantes deben enfrentarse a desafíos de comprensión en las interacciones
médicas incluso cuando sus habilidades lingüísticas son suficientes para el
propósito de la comunicación diaria. La mediación intercultural como
mecanismo de intervención compensa las desigualdades de acceso a los
principales servicios públicos, como el ámbito sanitario nos reitera que la
mediación intercultural remedia las carencias de muchos servicios sanitarios
a la hora de atender a las personas migrantes, contribuyendo a mejorar los
canales de comunicación e interacción profesional entre pacientes y
proveedores de salud. Quiero resaltar que más allá de solucionar las
barreras lingüísticas, establece un puente entre las dos partes que fomenta
la integración de la población migrante al sistema sanitario.
Esta necesidad de intervenir socialmente sobre las desigualdades y
vulnerabilidades que presentan las personas migrantes, para paliar los
efectos negativos reflejados en la salud, hace imprescindible definir
correctamente la figura del/la mediador/a intercultural. Sobre todo, en un
contexto como el sanitario, regido por la ciencia y normalmente alejado de
las necesidades y efectos sociales que vulneran los derechos de acceso de
las personas migrantes a nuestro sistema sanitario.
A PROPÓSITO DE UN ESTUDIO
La atención a personas de diferentes orígenes se acompaña a menudo de una
serie de obstáculos, tanto desde el punto de vista del paciente como del
personal sanitario, que pueden acarrear una precaria asistencia.
En el año 2019 se diseñó un estudio observacional, descriptivo y transversal
con recogida de datos a través de una encuesta, con un cuestionario de 21
preguntas cumplimentado electrónicamente por médicos de familia a través de
la página web de la Sociedad Española de Médicos de Atención
Primaria (SEMERGEN).
Los médicos contestaron que percibieron dificultad en la consulta con
inmigrantes en el 73% de los casos con el idioma, en el 38,7% con el tiempo
asignado y en el 32,3% con el conocimiento de la cultura. El 96,9% de los
pacientes asistió a consulta por enfermedad común. En el 14,4% la causa
estaba relacionada con el proceso migratorio (enfermedad infecciosa
adquirida en el país de origen) y en el 26,4% con las condiciones de salud
en el país de acogida (falta de vivienda estable, hacinamiento y condiciones
de trabajo).
Ante las diferentes maneras de entender la salud y la enfermedad es
importante desarrollar habilidades para la atención al inmigrante y así
proporcionar a los profesionales sanitarios conocimientos básicos para
afrontar las diferencias culturales, idiomáticas y médicas a la hora de
atender a esta población.
IMPORTANCIA DE LA ENFERMERÍA TRANSCULTURAL
Dada la incidencia de la diversidad cultural de los grupos humanos, la
capacidad de interactuar eficazmente con personas de diferentes culturas y
orígenes (competencia cultural); y la actual dinámica social de la práctica
clínica de enfermería, hace que el cuidado de enfermería se convierta en un
desafío permanente, pues debe considerar los valores, creencias y prácticas
de individuos que tiene bajo su cuidado, así como manifestar el respeto por
la diferencia cuando ofrece dicho cuidado.
En el desarrollo del trabajo de planificación de cuidados y programas de
salud se requiere incluir la diversidad cultural como elemento de valoración
en enfermería y las teorías que el modelo de enfermería transcultural
incluye para adquirir la competencia cultural.
El compromiso social que tiene la enfermera para cuidar a la persona, la
familia y la comunidad, requiere que, además del conocimiento de la técnica,
de los aspectos instrumentales del cuidado y de la comprensión intelectual,
exista conciencia social y cultural en el conocimiento de esa otra persona,
a través de una relación holista.
Frente a la realidad de una sociedad multicultural, las enfermeras y demás
profesionales sociosanitarios involucrados en la salud, necesitan prepararse
para ser competentes no solo desde el punto de vista científico, clínico o
tecnológico. Es necesario aunar esfuerzos para ser competentes culturalmente
a la hora de atender poblaciones cada vez más heterogéneas, es decir, puede
ser de una procedencia rural o urbana, de diferentes niveles sociales o
económicos, de diferentes grupos étnicos, religiosos o provenientes de otros
países.
El término de conciencia social hace referencia a la capacidad de
determinados individuos, grupos u organizaciones sociales de percibir
aquellas realidades circundantes que requieren atención, de reflexionar
sobre ellas y en algunos casos, de actuar para la transformación de las
mismas.
La conciencia social del cuidado es el primer paso en el camino hacia la
alteración de las estructuras de discriminación voluntaria e involuntaria
ejercidas sobre determinados grupos sociosanitarios dentro de una comunidad
o área de salud. La actual dinámica social hace que el cuidado de enfermería
se convierta en un desafío permanente, pues debe considerar los valores,
creencias y prácticas de individuos que tiene bajo su cuidado, así como
manifestar el respeto por la diferencia cuando ofrece dicho cuidado.
EN CONCLUSIÓN
Los profesionales sanitarios debemos de ser cada vez más consciente de la
realidad multicultural que nos engloba. El cuidado genérico precisa de una
adaptación profesional del cuidado al contexto del individuo/paciente o
comunidad de salud tratada, para lograr una salud de calidad y acercarse a
la competencia cultural. Es fundamental ser conscientes de la necesidad de
adquirir una competencia cultural que facilite el establecimiento de las
relaciones terapéuticas a través del entendimiento y la comprensión de la
cultura del inmigrante. No obstante, necesitamos formación y recursos para
que los cuidados culturales sean prácticos y útiles en nuestro quehacer
diario. Todavía existen pocos estudios y líneas de investigación
abiertas con respecto a su utilidad en la práctica diaria en nuestro entorno
sanitario, por lo que sigue siendo una asignatura pendiente, tanto en la
formación reglada de las profesiones sociosanitarias como en su inclusión en
la práctica diaria.
Para concluir, destacar que se ha comprobado que la mediación intercultural
mejora y aporta calidad a la atención sanitaria, así como promueve el acceso
y la integración al sistema sanitario de todas las personas en situación de
vulnerabilidad. Así mismo, identifica y da una respuesta eficaz a las
demandas y necesidades sociales específicas que presenta la población
migrante. Las particularidades detectadas, junto a las barreras y factores
determinantes que revelan la existencia de peores resultados de salud en las
personas migrantes, fundamentan la necesidad de intervenir sobre esta
realidad de forma especializada; por lo que se necesita una atención
sanitaria de calidad que dé cobertura íntegra a sus necesidades.
Acabo recordando que atender migrantes es un privilegio y una fortuna. Nos
invitan a la apertura mental y suponen un apasionante aprendizaje
profesional y humano. Es una oportunidad de enriquecernos y de reforzar la
esencia de la medicina familiar y comunitaria.
Enfermero Especialista en Enfermería Familiar y Comunitaria, Máster en Atención Prehospitalaria y
Hospitalaria Urgente
BIBLIOGRAFÍA
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- Gimeno-Feliu, Luis Andrés, and Esperanza Diaz. "Tiempos de crisis migratorias, tiempos de oportunidades." Atención Primaria 54.8 (2022).
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