Solo el 35 % de esos azúcares procede de alimentos con elevada densidad
nutricional, según un estudio realizado por investigadores de la
Universidad de Granada, que ha sido publicado en la revista
Nutrients
Los niños españoles consumen 55,7 gramos/día de azúcares añadidos, más del
doble que lo que recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS), que
son 25 gramos/día. Esto se desprende de un estudio observacional realizado
por investigadores del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos
‘José Mataix Verdú’, de la Universidad de Granada (UGR), y que ha sido
publicado recientemente en la revista norteamericana Nutrients.
Una alimentación rica en azúcares libres está asociada con un mayor riesgo
de obesidad, síndrome metabólico y enfermedades cardiovasculares. En efecto,
las cifras de obesidad infantil siguen aumentado año tras año a nivel
mundial, con una prevalencia de sobrepeso y obesidad en población infantil
del 23,3 % y el 17 %, respectivamente.
Los autores del artículo 'Consumo de azúcar añadido en niños españoles (7-12
años) y densidad de nutrientes de los alimentos que contribuyen a dicho
consumo' construyeron un índice para evaluar el valor nutricional de los
alimentos objeto del estudio. En él reflejaron la densidad de nutrientes
presentes en cada porción de cada alimento (NDIS) y la ingesta diaria de
nutrientes (DNII) consumida.
La investigación, que contó con la participación de 1.775 padres con hijos
de entre 7 y 12 años, a través de una encuesta distribuida online, fue
liderada por Jesús Francisco Rodríguez Huertas, catedrático de Fisiología
de la UGR. Participaron también investigadoras del departamento de
Bioquímica y Biología Molecular de la UGR, del Instituto de Investigación
Biosanitaria de Granada (ibs.Granada), de la Red Ricors del Instituto de
Salud Carlos III Red SAMID (Salud Maternoinfantil y del Desarrollo), del
Instituto de Nutrición y Tecnología de Alimentos ‘José Mataix Verdú’ y del
Centro de Investigación Biomédica de la UGR.
Entre las conclusiones, los expertos señalan que es necesario revisar la
dieta del menor para privilegiar la presencia de alimentos con mayor
densidad nutricional y menor aporte de azúcares añadidos, así como
perseverar en la estrategia de reformulación de productos por parte de la
industria alimentaria.
EL 65 % PROCEDE DE ALIMENTOS CON BAJA DENSIDAD NUTRICIONAL
De acuerdo con los resultados, el 65 % de los azúcares añadidos
consumidos diariamente por los niños españoles procede de alimentos y/o
productos con baja densidad nutricional: el azúcar blanco, mermeladas,
salsas, golosinas, cacao en polvo, refrescos, helados, galletas,
néctares de fruta, pastelería y bollería industrial, barras de
chocolate, bizcochos y repostería casera, bebidas energéticas y/o para
deportistas.
El otro 35 % de los azúcares añadidos consumidos diariamente procede,
por el contrario, de alimentos y/o productos con mayor densidad
nutricional: de densidad media, como los postres lácteos, bebidas
vegetales y yogures azucarados o saborizados y de densidad alta (es el
caso de batidos envasados con, al menos, un 90% de leche, cereales de
desayuno y leches infantiles enriquecidas).
Según los datos del estudio y del índice NDIS, la leche es el alimento
más consumido por los niños españoles y cuenta con una densidad
nutricional muy alta —solo mejorada por las leches infantiles
enriquecidas, que son el alimento con mayor aporte de nutrientes
esenciales por ración—. La leche aporta proteínas de alto valor
biológico, calcio, fósforo, magnesio, potasio, zinc, vitamina A,
riboflavina y niacina, nutrientes esenciales para su etapa de desarrollo
y crecimiento.
En el caso de los cereales de desayuno, obtienen una valoración
nutricional alta y aportan el 5,9 % de los azúcares añadidos consumidos
cada día (3,3 g / día). Lo mismo ocurre con los batidos con al menos un
90 % de leche, que también aportan estos nutrientes en cantidades
similares, con la diferencia de que contienen azúcares añadidos —aportan
el 6% de los azúcares añadidos consumidos cada día (3,4 g / día)—, por
lo que podrían mantenerse en la dieta, ya que cuentan con un índice de
densidad nutricional alto, siempre que exista un consumo global de
azúcares añadidos por debajo de las recomendaciones establecidas por la
OMS.
Por el contrario, las galletas y el cacao en polvo, que contienen más de
10,3 g/ración y 7,3g/ración de azúcares añadidos, respectivamente, son
consumidos con alta frecuencia (entre 4 y 6 veces a la semana) y, en
consecuencia, son los dos alimentos que mayor cantidad de azúcares
añadidos aportan cada día a la dieta de los niños españoles. Ninguno de
estos alimentos contribuye significativamente al aporte de nutrientes
esenciales por su baja densidad nutricional.
ERRORES DE PERCEPCIÓN DE LOS PADRES
El estudio revela que no todos los padres tienen una visión clara
sobre el perfil nutricional de los alimentos que consumen sus hijos.
De hecho, resulta significativo que productos que aportan alta
cantidad de azúcares añadidos por ración (por encima de 15 g / ración)
y que tienen baja densidad nutricional (<1,5 en el índice NDIS),
caso de las bebidas energéticas o para deportistas, las barras de
chocolate, los néctares de fruta, el cacao en polvo o los helados,
sean percibidos por los padres como de calidad nutricional normal,
equivalente a la que le dan a otros alimentos con bajo aporte de
azúcares añadidos y alta densidad nutricional, como las leches
infantiles enriquecidas, las bebidas vegetales, los cereales de
desayuno o los batidos con al menos un 90 % de leche.
Es particularmente llamativo el caso de los bizcochos y de la
repostería casera, que los padres valoran con un perfil nutricional
bueno, equivalente al de las leches enriquecidas infantiles o las
bebidas vegetales, cuando aportan 17 g de azúcar añadido por ración y
tienen un bajo índice de densidad nutricional. O el de las galletas,
consumidas ampliamente por la mayoría de niños, que son percibidas
positivamente, a pesar de aportar más de 10 g de azúcar añadido por
ración.
Las leches infantiles enriquecidas son la categoría con mayor
densidad nutricional de las analizadas —duplican a la leche básica
en cuanto a nutrientes—, aportando una baja cantidad de azúcares
añadidos (<5 g por ración), por lo que representan una
oportunidad potencial para la mejora del patrón dietético de los
niños, considerando los déficits de ingesta de algunos nutrientes
esenciales.
Para clasificar los alimentos según su NDIS, los autores
consideraron la leche como alimento de calidad de referencia, con un
NDIS calculado de 3, ya que aporta una cantidad significativa de
nutrientes sin contener azúcares añadidos. Por lo tanto, los
alimentos con un NDIS cercano al de la leche (NDIS > 2,5) se
consideraron de alto valor nutricional. Los alimentos con un NDIS
entre 1,5 y 2,5 se consideraron de densidad nutricional media, y los
alimentos con un NDIS inferior a 1,5 se consideraron de baja
densidad nutricional.
En cuanto al contenido de azúcares añadidos, se consideraron
productos con bajo contenido de azúcares añadidos aquellos con menos
de 5 g por ración, contenido moderado de azúcares añadidos aquellos
con 5-10 g por ración, alto contenido de azúcares añadidos aquellos
con 10-15 g por ración, y muy alto contenido en azúcares añadidos
aquellos con más de 15 g por ración.
También se calcularon los índices anteriormente descritos, que
evalúan la calidad de los alimentos, como el SAIN (Score of
Nutritional Adecuation of Individual Foods) que considera el
contenido de proteína, fibra, hierro, calcio y vitamina C, y el LIM
(Nutrient to be limited) que considera nutrientes no saludables:
sodio, azúcares añadidos y ácidos grasos saturados. Un alimento con
un índice SAIN > 5 se considera de buena densidad nutricional. Un
alimento con un índice LIM >7,50 se considera rico en nutrientes
nocivos para la salud.
PROPUESTAS PARA REDUCIR EL CONSUMO
Una de las principales conclusiones de este trabajo es que el
valor nutricional de un alimento no debe evaluarse solamente en
función del azúcar que contiene, sino que deben considerarse el
resto de nutrientes que este puede aportar a la dieta, es decir,
su densidad nutricional.
“Se debe concienciar a la población para disminuir el consumo de
todos los productos que contienen azúcares añadidos,
prioritariamente de aquellos con baja calidad nutricional. En el
contexto de una dieta saludable y nutricionalmente adecuada, se
podría mantener un consumo ocasional (1-2 raciones/semana) de
productos con calidad nutricional baja, siempre que el contenido
de azúcares añadidos sea bajo o moderado”, apunta Jesús Francisco
Rodríguez Huertas, director del estudio.
Por otro lado, añade, “se debería fomentar una menor presencia en
la dieta de productos que están aportando cantidades
significativas de azúcares añadidos en favor de otros similares o
equivalentes sin azúcares añadidos, por ejemplo el yogur natural
en lugar del yogur azucarado o saborizado; la reformulación de los
productos que aportan azúcares añadidos y que son altamente
consumidos; y la mejora del etiquetado nutricional, que debe
ofrecer más información del aporte real de azúcares añadidos y
minimizar la confusión con los azúcares naturalmente presentes”.
En este sentido, son necesarias, según el investigador, “campañas
de educación nutricional dirigidas tanto a padres como a niños.
Referencia:
Rodríguez Huertas, J. F. et al. "Added Sugar Consumption in
Spanish Children (7–12 y) and Nutrient Density of Foods
Contributing to Such Consumption: An Observational Study".
Nutrients (2023).
Fuente: UGR - Universiad de Granada
Artículo publicado originalmente en SINC
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