Un estudio liderado por investigadores españoles ha demostrado, en
macacos, que se puede administrar terapia genética frente a esta
enfermedad neurodegenerativa en una zona específica del cerebro. Para
lograrlo, han abierto temporalmente la barrera hematoencefálica con
ultrasonidos focalizados
por
Ana Hernando
Una investigación hispano-japonesa, dirigida por un equipo del Centro
Integral de NeuroCiencias de HM Hospitales (HM CINAC), ha dado un paso clave para lograr los tratamientos genéticos más
localizados y menos invasivos contra el párkinson y otras
enfermedades neurodegenerativas.
En el estudio, publicado en la revista Science Advances, los autores han
demostrado la viabilidad y seguridad de la introducción de terapia
genética mediante vectores virales en una región específica del cerebro de
macacos, tras abrir la barrera hematoencefálica (BHE) utilizando
ultrasonidos focalizados.
En la actualidad no se conoce ninguna cura frente al párkinson,
ni existen tratamientos eficaces para ralentizar su progresión. El
desarrollo de terapias se ha visto limitado por la dificultad de
administrar el tratamiento a través de la BHE, una capa endotelial
natural que protege el cerebro, pero que también dificulta la
administración de tratamientos al sistema nervioso central.
Aunque estudios previos habían explorado la apertura de esta barrera
con ultrasonidos en monos y en humanos, la técnica no se había utilizado
hasta el momento para administrar vectores virales, como el virus
adeno-asociado (AAV).
TRATAR SOLO LA ZONA DEL CEREBRO AFECTADA
Según comenta a SINC José A. Obeso, director del HM CINAC y
líder de la investigación, en este trabajo han demostrado en macacos que
“el ultrasonido focalizado puede abrir temporalmente la BHE y permitir
la administración sanguínea de un vector AAV a los ganglios
basales, la región del cerebro donde se manifiestan los síntomas del
párkinson, sin que se produzca daño cerebral”.
El neurólogo detalla que esta apertura temporal de la barrera
hematoencefálica en regiones concretas del cerebro la han realizado
“mediante la aplicación de ultrasonidos de baja intensidad, en
combinación con microburbujas inyectadas por vía intravenosa”.
Explica que estos ultrasonidos “aumentan la actividad de las burbujas
en la zona del cerebro donde se emiten, y su movimiento ampliado
provoca disrupción de la BHE. A continuación, se inyecta una sustancia
—en este caso un vector AAV9—, a través de una vena periférica
que entra al cerebro específicamente, y en mayor cantidad en las
regiones consideradas como diana, por lo que se trata de un
procedimiento focal y no invasivo”.
Cuatro semanas después de administrar la terapia genética a los
cinco monos a través de la apertura de la BHE, los investigadores no
observaron efectos secundarios negativos, y los análisis post mortem
de sus cerebros no mostraron daños en los tejidos, indica el
estudio.
Tres de cada cinco animales expresaron proteínas neuronales
codificadas por el vector AAV9, lo que demuestra que había llegado
con éxito a las neuronas.
Obeso señala que “a pesar de que el número de neuronas que expresan
el vector viral aumentó hasta 50 veces en el ensayo, esta cantidad
sigue siendo limitada. Creemos que aún se necesitan reclutar un
mayor porcentaje de neuronas para conseguir un
efecto terapéutico reconocible”.
Por otra parte, subraya que “las expectativas de mejoría son
enormes, con amplio margen para aumentar la cantidad de vector viral
inyectado. Además, existe la posibilidad de modificarlo
genéticamente para que se exprese en más neuronas. Por ejemplo,
utilizando otros vectores virales”.
APLICACIONES EN OTRAS ENFERMEDADES
Aunque el equipo está sobre todo enfocado en la enfermedad de
Parkinson, el científico enfatiza que “la apertura focal de la
barrera hematoencefálica se puede aplicar al suministro de
cualquier otro agente terapéutico, entre ellos, los
anticuerpos en contra de proteínas supuestamente neurotóxicas como
la tau y la amiloide en el alzhéimer”, recalca el
investigador.
La apertura focal de la barrera hematoencefálica se puede utilizar también para suministrar anticuerpos contra proteínas supuestamente neurotóxicas como la tau y la amiloide en el alzhéimerJosé A. Obeso, líder de la investigación
Javier Blesa, investigador en HM CINAC y primer firmante
del estudio, abunda en esta idea y señala que esta técnica “se
podría aplicar también a enfermedades como la de Huntington o la
esclerosis lateral amiotrófica. Hay que tener en cuenta que
existen numerosas moléculas que podrían llegar al cerebro de forma
más eficiente con este tipo de procedimiento”.
Paralelamente a la investigación en macacos, el equipo ha probado
la viabilidad y seguridad de la
apertura de la BHE en tres pacientes con párkinson en las
mismas regiones estudiadas. Sin embargo, a estos voluntarios
no se les administró la terapia genética, aclara
Blesa.
“Los resultados obtenidos en este trabajo nos acercan más a un
posible ensayo clínico en pacientes”, destaca Obeso, que
concluye: “En humanos, ya existe
un estudio
que demuestra que un anticuerpo administrado sistemáticamente es
capaz de llegar al cerebro en mayor cantidad tras la apertura de
la BHE con ultrasonidos”.
Referencia
J. Blesa et al. “BBB opening with focused ultrasound in nonhuman
primates and Parkinson’s disease patients: targeted AAV vector
delivery and PET imaging”.
Science Advances
(abril, 2023).
Artículo publicado originalmente en
SINC
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