La 'paciente de Nueva York' es la cuarta persona en el mundo que ha
eliminado el virus del cuerpo como resultado de una intervención médica
para tratar su leucemia. La mujer lleva sin VIH detectable desde 2017 tras
recibir células madre, resistentes al patógeno, procedentes de sangre de
cordón umbilical
Foto: Kanijoman - Flickr |
Una mujer de mediana edad con leucemia y VIH, a quien los
científicos identifican como la 'paciente de Nueva York', lleva sin el virus
de inmunodeficiencia humana desde 2017, tras un trasplante de
células madre resistentes al virus. La novedad en este caso es
que las células madre proceden de sangre de cordón umbilical,
en lugar de provenir de donantes adultos compatibles.
Los
resultados preliminares
de la investigación se presentaron el año pasado en una conferencia
internacional, pero esta semana se publica el estudio definitivo en la
revista
Cell. El trabajo confirma la eficacia a largo plazo de esta intervención, de la
que también da testimonio la buena salud de la mujer, que se autoidentifica
como mestiza.
Durante una rueda de prensa, en la que participaron los equipos de
investigación y clínico vinculados al procedimiento terapéutico, la
investigadora principal
Yvonne Bryson, de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA, EE UU), celebró la
“buena noticia” que significa el que esta mujer se encuentre
clínicamente sana y “posiblemente curada”. En sus palabras:
“No se detecta virus en sangre con análisis muy sensibles. Hoy, ella está
libre de ambas enfermedades”.
Su buena evolución, al igual que la del reducido número de
personas que han logrado la remisión del VIH en el mundo,
allanan esta prometedora vía terapéutica.
El anterior, que se dio a conocer hace menos de un mes, era “el paciente de Düsseldorf”, un hombre al que se le había retirado el tratamiento antirretroviral
contra el VIH de forma supervisada tras someterse a un trasplante de células
madre para tratar una leucemia mieloide. Cuatro años después de esa
intervención, el virus no había reaparecido, según el estudio publicado en
Nature Medicine. Se trataba del tercer caso de posible curación de la
infección por el VIH a escala planetaria, en el que se constató la respuesta
inmunitaria del cuerpo contra el virus, a pesar de haber dejado de recibir
tratamiento específico.
Antes del paciente de Düsseldorff, se había confirmado que otro en Berlín,
en 2009, y en Londres, en 2020, se habían librado también del virus.
Los tres casos conocidos hasta hoy corresponden a trasplantes de células
madre como parte de sus tratamientos contra el cáncer, en los que las
células donantes procedían, invariablemente,
de adultos compatibles o “afines” que portaban dos copias de la
mutación CCR5-delta32, una
mutación natural que confiere resistencia al VIH al impedir que el
virus penetre en las células y las infecte.
No se detecta virus en sangre con análisis muy sensibles. Hoy, ella está clínicamente sana, libre de ambas enfermedades y posiblemente curadaYvonne Bryson
Ahora, la remisión del VIH en la paciente de Nueva York se suma a este
reducido grupo de personas curadas que
no tienen unas características inmunitarias especiales que les
permitan controlar la infección por el VIH de forma espontánea. En
estos cuatro casos, el virus se ha eliminado del cuerpo como
resultado de una intervención médica y esto los diferencia de la
erradicación por una curación funcional en los denominados
controladores de élite o postratamiento
(cuando el propio cuerpo de las personas presenta factores especiales que
les permiten frenar al virus).
Por el momento, los científicos declinan estimar el tiempo (en meses o
años) que tiene que transcurrir desde que el VIH no es detectable en
sangre hasta poder declarar que la curación es completa, ya que cuatro
pacientes no permiten aún elaborar estadísticas al respecto.
Los trasplantes de células madre con células CCR5-delta32/32 ofrecen
una posible cura para el VIH y el cáncer de sangre, al mismo tiempo. Sin
embargo, debido a lo invasivo del procedimiento, los trasplantes de
células madre (tanto con la mutación como sin ella) solamente se consideran
para personas que necesitan un trasplante por otras razones, y no para curar
el VIH de forma aislada. Antes de que un paciente pueda someterse a un
trasplante de células madre, necesita pasar por una quimioterapia o
radioterapia para destruir su sistema inmunitario existente.
SANGRE DE CORDÓN UMBILICAL EN NUEVAS TERAPIAS
En la rueda de prensa, Bryson resaltó el valor de un tratamiento que abre
el camino “para seguir estudiando este tipo de técnicas” de un modo más
amplio. “Somos optimistas en que, un día, las células madre de esta
procedencia en particular (sangre de cordón umbilical) puedan utilizarse
para tratar otras enfermedades, además del cáncer, e incluso adaptarse a
diferentes terapias genéticas”, destacó.
Sin embargo, la investigadora principal insistió en que hay “potenciales
graves complicaciones ligadas a los trasplantes”, por lo que
se trata de “procedimientos que no se pueden practicar a cualquier
persona con VIH”, sino solamente “a quienes necesitan un trasplante
por una condición coexistente tan seria como, en este caso, la
leucemia”.
En “la paciente de Nueva York”, además, se sabía que sería casi imposible
encontrar un donante adulto compatible con la mutación, por
lo que el equipo trasplantó en su lugar células madre
portadoras de CCR5-delta32/32 de sangre de cordón umbilical
almacenada (en bancos de sangre de cordón umbilical) para tratar de curar
simultáneamente su cáncer y el VIH. La paciente recibió el trasplante en
2017 en Weill Cornell Medicine, gracias a un equipo de especialistas en
trasplantes dirigido por Jingmei Hsu y Koen van Besien. Su caso formó
parte de la Red Internacional de Ensayos Clínicos sobre el Sida en la
Madre y el Adolescente (IMPAACT).
Las células de la sangre de cordón umbilical se infundieron junto
con células madre de un familiar de la paciente para aumentar las
probabilidades de éxito del procedimiento. “Con la sangre del cordón
umbilical no se dispone de tantas células y tardan un poco más en poblar
el organismo tras su infusión”, aclaraba Bryson, “y utilizar una mezcla de
células madre de un pariente compatible del paciente y células de sangre
de cordón umbilical da un impulso a las células de sangre
umbilical”.
El trasplante consiguió que fueran remitiendo tanto el VIH como la
leucemia de la paciente. 37 meses después del trasplante, la paciente pudo
dejar de tomar la medicación antiviral contra el VIH. Los médicos, que
siguen controlándola, afirman que lleva más de 30 meses sin que el virus
sea detectable en sangre desde que dejó el tratamiento antivírico.
DONANTES Y DIVERSIDAD RACIAL
Entre las conclusiones del estudio sobre la paciente de Nueva York, los
investigadores señalan que el uso de células madre de sangre de cordón
umbilical aumenta el potencial de curar el VIH a través del trasplante de
células madre en personas de “todos los orígenes raciales”. La autora
principal del estudio lo exponía en la presentación: “La epidemia de VIH es
racialmente diversa, y es extremadamente raro que las personas
afroamericanas y mestizas encuentren un donante adulto no emparentado
suficientemente compatible”.
Unas 38 millones de personas en todo el mundo viven con el VIH, y
los tratamientos antivirales, aunque eficaces, deben tomarse de por vida.
Solo alrededor del 1 % de las personas blancas son
homocigotas (que poseen dos copias idénticas de un gen para un
rasgo dado) para la mutación CCR5-delta32, una característica que es aún
más rara en otras poblaciones. Esta rareza limita la posibilidad de
trasplantar células madre portadoras de la
mutación beneficiosa a pacientes racializados, ya que los
trasplantes de células madre suelen requerir una gran compatibilidad entre
donante y receptor.
Bryson, quien codirigió el trabajo con su colega pediatra y
experta en enfermedades infecciosas Deborah Persaud, de la Facultad
de Medicina de la
Universidad Johns Hopkins, explicaba: “El uso de células de sangre de cordón umbilical
amplía las oportunidades para que las personas de diversa
ascendencia que viven con el VIH y requieren un trasplante para otras
enfermedades alcancen la curación”.
Ante la consulta de SINC, la investigadora de UCLA se explayaba:
“Seguramente este caso anima a encontrar más oportunidades para grupos
racialmente diversos con VIH”. En su servicio tienen registro de “un
número significativo de niños racializados en los que podría ayudar la
posibilidad de utilizar sangre de cordón umbilical
en diferentes tratamientos terapéuticos”. Esto significa “alcanzar
a una población más amplia que aquella a que se puede llegar con las
donaciones de adultos compatibles”.
Por su parte, Persaud destacó el hecho de que la 'paciente de Nueva York'
sea “la única mujer, entre unas 20 millones de mujeres que conviven
con este virus”, en lograr la remisión del VIH tras un procedimiento
terapéutico. “Esto es muy significativo para dar
esperanzas a todas las demás, sobre todo, teniendo en cuenta que se
trata de una mujer de mediana edad y mestiza”, subrayó.
RASTREAR CÉLULAS CON LA MUTACIÓN RESISTENTE
“Este estudio señala el papel realmente importante de contar con células
CCR5-delta32/32 como parte de los trasplantes de células madre para
pacientes con VIH, porque todas las curaciones exitosas hasta ahora han sido
con esta población de células mutadas, y los estudios que
trasplantaron nuevas células madre sin esta mutación no han logrado curar el
VIH”, indicaba Persaud. De ahí la recomendación de que, al realizar un
trasplante como tratamiento contra el cáncer para alguien con VIH, la
prioridad sea “buscar células que sean CCR5-delta32/32”, para intentar
lograr la remisión de ambos.
Los autores subrayaron en todo momento la necesidad de hacer un
mayor esfuerzo para detectar la mutación CCR5-delta32 en
donantes y donaciones de células madre. “Con nuestro protocolo,
identificamos 300 unidades de sangre de cordón umbilical con esta
mutación, de modo que si alguien con VIH necesitara un trasplante mañana,
estarían disponibles”, detalló Bryson, y enfatizó: “Hay que hacer algo
de forma continuada para buscar estas mutaciones, y para ello se
necesitará el apoyo de comunidades y gobiernos”.
Finalmente, también durante la conferencia de prensa,
Koen van Besien, del equipo clínico, recordó que “hay bases de
cordones en algo más de una docena de países, donde las madres pueden
donar voluntariamente sangre de los cordones umbilicales", pero no son
suficientes y se necesitan más repositorios.
Referencia:
Yvonne Bryson et al. "HIV-1 remission and possible cure in a woman
afterhaplo-cord blood transplant".
Cell
(2023)
Artículo publicado originalmente en
SINC
Publicar un comentario