El racismo, la xenofobia y la discriminación tienen un profundo impacto en la
salud, pero en muchas ocasiones se pasan por alto y se descartan, debido a los
prejuicios que aún persisten en ciencia. Esta es una de las conclusiones de una
serie de artículos publicados en The Lancet. Los expertos ponen como ejemplo las
grandes disparidades observadas durante la pandemia de la covid-19 para ilustrar
la necesidad de un cambio significativo que ayude a combatir las desigualdades
sanitarias
por Alejandro Muñoz
El racismo, la xenofobia y la discriminación ocurren en todas partes del
mundo y tienen un impacto crítico en la salud de las personas. Esta es una
de las principales conclusiones de una serie de cuatro artículos que publica
esta semana The Lancet, en la que un grupo internacional de científicos
analiza cómo afectan estos determinantes a la vida de las minorías sociales.
A través de una revisión de la literatura científica actual, los autores
describen las diversas formas a través de las cuales la discriminación daña
la salud, incluido el impacto directo en el cuerpo a través de las
respuestas al estrés, la caracterización de los entornos del día a día y la
limitación de las oportunidades individuales de las personas para mejorar su
salud.
“El racismo, la xenofobia y la discriminación son determinantes importantes
que han sido relativamente ignorados en el ámbito de la salud. Son procesos
que ocurren en todas partes del mundo, con resultados similares para la
salud. ”, explica a SINC Delan Devakumar, autor principal de la serie y
profesor en la University College London.
Hasta que el racismo y la xenofobia sean universalmente reconocidos como determinantes de la salud, las causas fundamentales de la discriminación permanecerán en la sombra y seguirán causando y exacerbando las desigualdadesDelan Devakumar, autor principal
COMPRENDER LA DISCRIMINACIÓN EN SALUD
El racismo y la xenofobia son problemáticas globales con particularidades en
cada territorio. Si bien los contextos y las historias difieren, las
consecuencias para la salud que tiene la discriminación basada en
características como la pertenencia a una casta, una etnia, a grupos
indígenas, el estatus migratorio, la raza, la religión y el color de piel,
son similares en todo el mundo.
Para comprender el impacto de estas problemáticas en la salud, los autores
estudiaron las causas que producen el racismo y la xenofobia. “Describimos
dos conceptos centrales, la separación y el poder jerárquico. La separación
se da cuando los individuos se ven a sí mismos como diferentes de los demás.
Después aparece una jerarquía, en la que se considera que algunas personas
son mejores que otras. Las personas en la parte inferior de esta jerarquía
tienen las peores condiciones de salud física y mental”, explica Devakumar.
La jerarquía puede plasmarse en barreras de acceso al sistema de salud para
los inmigrantes. “La pandemia de la covid-19 propició un ejemplo real. En
Reino Unido vimos un aumento de la mortalidad entre hombres y mujeres según
el origen étnico. La Oficina de Estadísticas Nacionales encontró que, en la
segunda ola en el Reino Unido, las mujeres procedentes de Bangladesh tenían
un riesgo 4,11 veces mayor de morir y los hombres bangladesíes un riesgo
4,96 veces mayor en comparación con la población británica blanca. Otras
etnias también tuvieron mayores tasas de mortalidad”, argumenta Devakumar.
SESGOS RACIALES DE LA CIENCIA
Los autores advierten también que las suposiciones inexactas e infundadas
sobre diferencias genéticas entre las razas continúan dando forma a los
resultados de salud a través de la investigación, la política y la práctica.
“El racismo puede afectar muchos aspectos en ciencia, desde la elección de
qué investigación se realiza en primer lugar, qué poblaciones se incluyen o
excluyen, quién realiza la investigación, a cómo se interpretan los
resultados. Hay pocos estudios sobre este tema, especialmente fuera de
Estados Unidos”, explica el autor principal.
La ciencia ha demostrado con el tiempo que la raza humana es una de las
especies más similares genéticamente, explican los autores. La variación
genética y fisiológica se asocia a las categorías raciales y étnicas, que son
construcciones sociopolíticas. Aun así, persiste el mito de que las razas son
biológicamente distintas, lo que se manifiesta en la investigación y la
práctica médica de diversas formas.
ESTEREOTIPOS RACIALES
A menudo, la raza y el origen étnico se cuentan como factores de riesgo para
la salud. Por ejemplo, al diagnosticar la enfermedad renal crónica, la raza
y el origen étnico se han utilizado como variables para calificar la función
renal de los pacientes en varios países, incluidos EE UU y Reino Unido. En
este caso, el uso de una puntuación basada en la raza sobre la función renal
podría contribuir a los estereotipos raciales y las desigualdades entre los
pacientes negros con enfermedad renal crónica.
Sin embargo, las razones por las que las personas que pertenecen a las
minorías tienen un mayor riesgo de enfermedad no han sido tan estudiadas por
los profesionales de la salud y los investigadores. Existe una tendencia a
asumir que estas desigualdades están determinadas genéticamente y son
inmutables.
Los autores argumentan que estas desigualdades no deben explicarse solo por
patrones de privación socioeconómica entre grupos raciales y étnicos y
destacan el papel significativo de las respuestas fisiológicas, causadas por
la discriminación pasada y presente, en la explicación de las desigualdades
raciales en salud.
Según los expertos, a nivel individual, la discriminación puede activar las
respuestas hormonales y de estrés del cuerpo, lo que podría causar cambios
biológicos a corto y largo plazo.
La discriminación afecta a los entornos en los que viven las personas y
sienta las bases para muchos de los factores de riesgo asociados con la mala
salud, como las viviendas en mal estado, la pobreza, la violencia en los
vecindarios, la contaminación del aire y el acceso limitado a espacios
verdes y alimentos nutritivos. Además, la discriminación limita las
oportunidades a través de las cuales las personas pueden mejorar su salud y
bienestar, a través de la educación formal, la recreación, el trabajo y la
atención médica.
Estos procesos complejos afectan a las personas en las minorías durante toda
su vida. La evidencia confirma las consecuencias intergeneracionales de la
discriminación, a través de cambios en la salud mental materna y cambios
epigenéticos, es decir, la forma en que los factores ambientales influyen en
el funcionamiento de los genes de una persona.
“La discriminación afecta la salud maneras que a menudo han sido difíciles
de medir, porque sus efectos pueden aparecer durante largos períodos de
tiempo. La evidencia existente sugiere que los impactos biológicos de la
discriminación son un factor importante de las desigualdades raciales en la
salud en todo el mundo, en lugar de la diferencia genética, como a menudo se
ha asumido debido a las nociones erróneas de la diferencia racial”, explica
la doctora Sujitha Selvarajah, coautora del trabajo y profesora de la
University College of London.
Hacemos un llamamiento para que se considere el racismo, la xenofobia y la discriminación como determinantes fundamentales de la salud, como ya ocurre con los factores políticos, sociales y económicosSujitha Selvarajah, coautora del trabajo
Según Selvarajah, desde una perspectiva social, “la discriminación es costosa
e inflige un trauma colectivo. Hacemos un llamamiento para que se considere el
racismo, la xenofobia y la discriminación como determinantes fundamentales de
la salud, como ya ocurre con los factores políticos, sociales y
económicos”.
INTERVENCIONES DE SALUD PÚBLICA ANTIRRACISTAS
Los autores argumentan que son necesarias acciones amplias y profundas para
transformar los sistemas existentes, caracterizados por racismo y xenofobia
estructurales. Sugieren que dicho cambio se puede lograr mediante la
implementación de intervenciones de salud pública antirracistas. Por
ejemplo, programas de educación temprana que reduzcan los prejuicios hacia
los grupos discriminados, mejoren la sensibilidad cultural entre los
proveedores de atención médica y fortalezcan la provisión de seguridad
social.
“Debemos centrarnos en las políticas y leyes preliminares que tienen el
mayor efecto. Es el ejemplo de las batallas judiciales para mejorar los
derechos de las personas con VIH o las leyes para reducir la discriminación
basada en castas en la India. También debemos tener una visión a largo plazo
y centrarnos en los niños, para mejorar su salud ahora y en el futuro”,
explica a SINC Delan Devakumar.
Por otro lado, los autores indican que las medidas deben contemplar otras
formas de opresión, como el sexismo y el capacitismo. También teniendo en
cuenta la historia y la colonización de los territorios.
“En los últimos años, hemos sido testigos de la persistencia del
colonialismo y en la pandemia de la covid-19, por ejemplo, vimos como el
acceso a vacunas se perpetuaban los privilegios coloniales y raciales. Las
últimas estimaciones sugieren que, si bien el 70 % de las personas en Europa
han recibido al menos una vacuna, esta cifra sigue siendo solo el 32 % en
África”, afirma Gideon Lasco, coautor del estudio y profesor de la
Universidad de Filipinas.
Lasco señala que “se está produciendo una situación demasiado familiar en el
contexto de la crisis climática, con poblaciones minoritarias que ya se ven
afectadas negativamente por los impactos del cambio climático en la salud, a
pesar de que a menudo son los que menos contribuyen a las emisiones
históricas de dióxido de carbono. A menos que tomemos medidas para
transformar los sistemas que perpetúan el racismo y la xenofobia, seremos
incapaces de abordar las desigualdades raciales en salud en su totalidad o,
de hecho, los mayores desafíos de salud de nuestros días”.
Referencia:
Devakumar, Delante; et al. “Racism, Xenophobia, Discrimination, and Health”.
The Lancet (2022)
Artículo publicado originalmente en SINC
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