Un análisis de seroprevalencia, realizado en Cataluña en 1.076 personas
entre los 43 y 72 años, ha encontrado que el tipo de vacuna, la edad y la
salud mental son factores fuertemente asociados al nivel de anticuerpos
tras la vacunación
Tanto la infección como la vacunación contra el SARS-CoV-2
contribuyen a construir la inmunidad de una población frente al
virus, un dato importante para decidir cuándo y a quién aplicar
vacunas de refuerzo. La estrategia más fácil para evaluar dicha
inmunidad es realizar estudios seroepidemiológicos, es decir,
cuantificar anticuerpos específicos del virus en un grupo poblacional
determinado; aunque la inmunidad contra un patógeno va más allá de los
anticuerpos.
Ahora, un
estudio
prospectivo de seroprevalencia en la población de Cataluña subraya la
necesidad de vacunarse a pesar de haberse infectado y confirma que
la inmunidad híbrida −vacunación más infección− es mayor y más
duradera. El trabajo, coliderado por el Instituto de Salud Global de
Barcelona (ISGlobal) y el Instituto German Trias i Pujol (IGTP), ha sido publicado en la revista BMC Medicine.
“La mayoría de los estudios serológicos realizados tras la vacunación
contra la covid-19 se concentraron en grupos específicos como personal
sanitario, no distinguían entre
personas con o sin infección previa, o no tenían datos clínicos e
inmunológicos de dicha infección”, explica Manolis Kogevinas,
investigador de ISGlobal y coautor senior del estudio.
Los investigadores habían realizado una primera medición en una
cohorte poblacional de Cataluña justo después del primer confinamiento.
Seis meses después del inicio de la vacunación el equipo realizó una
segunda medición para hacer un seguimiento del
nivel y tipo de anticuerpos frente a cinco antígenos virales: la
proteína Spike (S) entera, el dominio de unión al receptor RBD, el
fragmento S2, la proteína Nucleocápside (N) entera, o el fragmento
terminal de N.
El estudio incluyó 1.076 personas entre los 43 y 72 años de edad. También
se utilizó información obtenida de un cuestionario y de registros de
salud, para identificar factores que potencialmente determinan la magnitud
y duración de la respuesta en personas no vacunadas, vacunadas, o
vacunadas e infectadas.
LA INMUNIDAD HÍBRIDA ES SUPERIOR Y MÁS DURADERA
Los investigadores encontraron que en el 36 % de
personas infectadas pero no vacunadas ya no se detectaban
anticuerpos un año después de la infección, particularmente en mayores de
60 años y fumadoras.
Por otro lado, en quienes habían tenido la infección, la vacunación
inducía niveles de anticuerpos considerablemente mayores que en personas
sin infección previa. Además, estos estaban fuertemente asociados
con la magnitud de la respuesta durante la infección.
Nuestros datos subrayan la importancia de vacunar a las personas, aunque se hayan infectado previamente, y confirman que la inmunidad híbrida es superior y más duraderaMarianna Karachaliou, autora
“Nuestros datos subrayan la importancia de vacunar a las
personas, aunque se hayan infectado previamente, y confirman que la
inmunidad híbrida es superior y más duradera. Esto significa que las
personas vacunadas pero que no han pasado la infección necesitarían un
refuerzo antes que las que sí la han pasado”, señala
Marianna Karachaliou, coautora del estudio.
Entre las personas vacunadas, solo un 2,1 % no presentaba anticuerpos
en el momento del análisis y aproximadamente el 1 % había tenido una
infección postvacunación. “Sin embargo, es necesario señalar que
este estudio se hizo antes de que la variante ómicron se volviera
dominante”, indica Kogevinas.
Finalmente, los autores observaron que el factor más fuertemente
asociado con el nivel de anticuerpos es el tipo de vacuna; la
Spikevax de Moderna fue la que más anticuerpos generó. Sin embargo,
parecen influir también otros factores; las personas mayores de 60
años o con enfermedad mental, por ejemplo, tenían menores niveles de
anticuerpos tras la vacunación.
“La asociación entre salud mental y
respuesta de anticuerpos requiere mayor investigación, pero se
sabe que personas con desórdenes como depresión, estrés crónico o
esquizofrenia tienen una menor respuesta a la vacunación en general,”
señala Carlota Dobaño, investigadora en ISGlobal y coautora
senior del estudio.
Artículo publicado originalmente en
SINC
REFERENCIA:
Karachaliou M, Moncunill G, Espinosa A et al. SARS-CoV-2 infection,
vaccination and antibody response trajectories in adults: a cohort
study in Catalonia. BMC Med. 2022. Doi:
10.1186/s12916-022-02547-2
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