Un nuevo estudio basado en experiencias reales asegura que las preferencias
musicales de las personas con dolor crónico pueden suponer una mejoría para
tratar su malestar, ya que prestan más atención si escuchan sus melodías
favoritas. Por el contrario, el tempo, la energía o la complejidad de las
canciones parecen influir menos en la remisión
por Edgar Hans Cano
El refranero popular tiene varios ejemplos de cómo la música puede impactar
de forma positiva en las personas, y la ciencia ha analizado en diversas
ocasiones dicha influencia. Ahora, un trabajo reciente de investigadores
anglosajones explora su uso para aliviar el dolor crónico.
El estudio, publicado en la revista PLOS ONE, concluye que las personas que
creen controlar la pista que escuchan experimentan una menor aflicción que
aquellas a las que se les impone una canción determinada.
Si suena un tema que nos gusta, nuestro sistema de recompensa neuronal se estimula y nos motiva para seguir escuchando, lo que puede ser importante para mitigar el dolorClaire Howlin, QMUL
“Las preferencias de las personas resultan el aspecto esencial del
compromiso musical para promover el alivio del dolor. Si suena un tema que
nos gusta, nuestro sistema de recompensa neuronal se estimula y nos motiva
para seguir escuchando, lo que puede ser importante para mitigar las
dolencias”, cuenta a SINC Claire Howlin, de la Universidad Queen Mary de
Londres (QMUL) y primera autora del estudio.
Otra área neuronal relacionada con la música para aliviar el dolor es la
red de modo predeterminado, que hace acto de presencia cuando reenfocamos
la atención de los estímulos externos a otros más internos, como recuerdos
o reflejos, haciendo que el malestar parezca menos intenso.
LÍRICA Y RITMO CONTRA EL DOLOR CRÓNICO
Según los autores, escuchar música es útil para aliviar el malestar,
especialmente las dolencias crónicas, cuyos efectos persisten durante
más de doce semanas. No está claro si se dan estos beneficios en casos
de aflicciones agudas (menos prolongadas), ya que no se tiene
información rotunda sobre los mecanismos subyacentes que desencadenan
dichas ventajas.
Paralelamente, las propiedades musicales esenciales, como el tempo, la
energía o la complejidad de las canciones, parecen poseer un papel menor
a la hora de generar más o menos alivio. Lo que sí es relevante es
sentirse capaz de decidir sobre lo que se escucha, ya que los oyentes
ponen más atención y cuidado si sienten que tienen este control.
“Las personas encuentran beneficios en tipos de música variados (metal,
tecno, clásica, etc.) en función de sus preferencias. Más allá de este
aspecto, también tienen en cuenta la intensidad de su dolor y el tipo de
actividad que les gustaría realizar, como hacer ejercicio o irse a
dormir, por ejemplo”, comenta Howlin.
LAS CLAVES: COMPLEJIDAD Y TOMA DE DECISIONES
Para llegar a estos resultados, Howlin y sus colegas pidieron a 286
adultos con dolor agudo que calificasen su malestar antes y después de
escuchar aleatoriamente una pista de música con dos versiones, una más
compleja y otra más sencilla. Además, a algunos de ellos se les hizo
creer que tenían cierto control sobre las cualidades musicales de ambos
temas.
Así, pudieron confirmar que los individuos que sentían que controlaban
lo que escuchaban y se involucraban más activamente experimentaron un
mayor alivio en la intensidad de su dolor que los participantes a los
que no se les dio esa impresión. Al mismo tiempo, descartaron que la
complejidad del tema fuese algo a tener en cuenta en la cuantificación
del alivio.
LÍMITES TERAPÉUTICOS ACTUALES E INVESTIGACIONES FUTURAS
“Una limitación clave para el dolor crónico es que algunas lesiones
neuronales pueden provocar dolencias agudas cuando se oye música. En
consecuencia, las personas que las sufren no experimentan ningún
beneficio”, sostiene Howlin.
Todavía desconocemos con qué frecuencia o durante cuánto tiempo las personas necesitan escuchar la música para obtener los beneficios óptimosClaire Howlin, QMUL
En lo referente al futuro, se podría explorar más a fondo la relación
entre la elección de la música y el alivio del dolor, así como las
estrategias para potenciar dicha relación.
“Todavía no sabemos cuál es el horario óptimo para escuchar música.
Desconocemos con qué frecuencia o durante cuánto tiempo las personas
necesitan escucharla para obtener los beneficios, o si se deben usar
diferentes horarios en función de los individuos afectados o los tipos
de malestar”, zanja la investigadora.
Referencia:
Howlin C, Stapleton A, Rooney B (2022) Tune out pain: Agency and
active engagement predict decreases in pain intensity after music
listening. PLoS ONE 17(8): e0271329.
https://doi.org/10.1371/journal.pone.0271329
Artículo publicado originalmente en SINC
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